Todo liderazgo directivo requiere de una buena administración que complemente las carencias de los líderes. Si puede ser, los miembros de esa administración deberían ser elegidos por su experiencia y cualidades, evitando nombramientos inútiles basados en criterios políticos.
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Adolf Hitler no lo tuvo en cuenta. Su estilo de dirección tenía, al menos tres grandes lagunas.
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En primer lugar, el Führer no delegaba, no nombraba responsables capaces de dirigir cada departamento. No se daba cuenta de que las necesidades de tiempo para la reflexión y la definición de estrategias son directamente proporcionales a la altura del puesto. Se entrometió en los detalles más nimios de la batalla y regimientos y escuadrillas aéreas eran trasladadas de un sitio a otro siguiendo las instrucciones del comandante supremo. Hitler destitutía a quiénes le llevaban la contraria o se negaban a combatir por cada palmo de terreno.
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En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, no supo dosificar su trabajo, se quemó. Al no ser consciente de sus limitaciones, se volvió menos flexible y se encerró en sí mismo. Se sometió a una incesante carga de trabajo a la que no estaba acostumbrado. El sobreesfuerzo y el aislamiento lo llevaron a un peculiar estado de insensibilidad y endurecimiento, de torturada vacilación, de permanente irritabilidad.
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En tercer lugar, practicó a la hora de elegir a sus colaboradores una selección negativa que determinaba la composición de su entorno. Buscaba que sus colaboradores fuesen meros ayudantes que no perdieran el tiempo reflexionando sobre sus órdenes y que se limitaran a cumplirlas.
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El liderazgo de Hitler es la prueba de lo que puede pasar a cualquier empresa u organización por sólidos que sean sus cimientos, si acaba en manos de un visionario, al que no se pueda refrenar, o de un incompetente.
Leído en "Cómo ganar una Guerra", de Ignacio González-Posada
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Asignatura "Organización del trabajo y factor humano". Tema 5: Liderazgo. Uff, como veis me siento perseguido. En mis lecturas, en mis apuntes...
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La definición que allí se da del liderazgo, es la capacidad para influir en otras personas con el fin de alcanzar la consecución de algún objetivo o en la conducción de un colaborador o grupo de colaboradores hacia un determinado fin. Por tanto y a la vista de la historia, no es un tema baladí.
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Liderar es un arte en el que no sólo basta con poseer un instinto. También se puede adquirir. No sé si llegaré a ser un líder o no, me da igual. Lo que sí mi interesa es aprender a reconocerlos. Más que nada por lo que pueda pasar... No vaya a ser, que ellos, hagan perder mi guerra. Os dejo con algunas pistas...
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Cualidades de un líder
- Conoce perfectamente su trabajo y tiene completo dominio de todos los que supervisa - Usa con preferencia su habilidad para dirigir y no su autoridad para mandar.
- Explica no solamente como deben ser hechas las cosas, sino también el para qué, cuando las circunstancias lo aconsejen.
- Explica no solamente como deben ser hechas las cosas, sino también el para qué, cuando las circunstancias lo aconsejen.
- Da órdenes e instrucciones claras y se cerciora de que éstas han sido bien comprendidas.
- No repite sus órdenes por sistema, por revelar flaqueza y falta de seguridad
- No grita. Las voces altas y los alardes de autoridad indican el miedo que tiene a ser desobedecido.
- Conoce las actividades y el rendimiento de cada uno de sus subordinados y lo juzga honestamente.
- Aprecia y reconoce el esfuerzo y la superación en el trabajo.
- Cuando reprende corrige la falta respetando a la persona.
- Demuestra un interés personal por cada uno, es leal con todos, tanto con los subordinados como con los superiores. Asume sus responsabilidades.
- No culpa a otros. Está dispuesto siempre a acudir a sus superiores para defender a sus subordinados cuando fuera necesario.
- Cumple sus promesas lo antes posible y no promete lo que no puede dar
- No tiene prejuicios y ésta siempre predispuesto a escuchas las explicaciones de otros, procurando comprender sus puntos de vista.
Buena Cortesía
1 comentario:
Hace tiempo un compañero me dijo algo que creí interesante: en la política (la de los dirigentes y líderes, porque hay otra) se trata de estar en la parada del autobús a la hora precisa, pero se trata de un autobús que no tiene horario fijo, pasa por la parada a horas distintas cada día. Puede un inepto estar en la parada a la hora precisa, se sube y llega a ser un líder; un líder en potencia, con grandes cualidades morales y de todo orden no acierta nunca a estar en la parada a la hora adecuada, pierde constantemente el autobús y nos hemos quedado sin un buen dirigente, nunca lo conoceremos...
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