El 1 de septiembre de 1939 a las 04:45h Hitler invade Polonia. Empieza la Segunda Guerra Mundial. A los dirigentes polacos, el ataque no les sorprende, su Estado mayor conocía desde meses antes que Alemania se preparaba para invadirles.
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Así comienza el libro de Ignacio González Posada. Un libro en el que nos muestra la Historia de la Segunda Guerra Mundial desde una perspectiva totalmente diferente de la que estamos acostumbrados.
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Ignacio, además de narrar de una manera brillante los hechos que acontecieron en la mayor catástrofe de la historia, realiza a lo largo de todo el libro, una serie de analogías con el mundo de la empresa.
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Los directivos de los países y ejércitos que combatieron en la Segunda Guerra Mundial habían estudiado y analizado en detalle la Primera Guerra Mundial. Muchos de ellos incluso habían participado activamente en sus combates. De ahí que la premisa inicial fuese no volver a repetir los errores de sus mayores. Y sin embargo, y a pesar de su determinación, lo hicieron.
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Adolf Hitler, no supo abstraerse de las realidades diarias para ver la foto de satélite de la realidad. Problemas urgentes y acuciantes siempre requerían de sus atención y consumían tiempo. Incapaz de delegar, se cargó de trabajo y al hacerlo se alejó más y más de la verdadera realidad a la caza de falsas ilusiones de la realidad que quería creerse.
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Alemania tenía lo que Michael Porter llamaría una ventaja operacional en el campo de batalla. Sin duda sus tropas eran de más calidad y luchaban mejor. Sin embargo, carecían de una estrategia global coherente, que tuviera continuidad en el tiempo. Y por esa carencia a menudo perdió la perspectiva y la visión en los momentos decisivos.
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Británicos, americanos y soviéticos obtuvieron una enorme ventaja al consensuar sus movimientos estratégicos y operar bajo una sola cabeza y una sola dirección. Frente a las guerras paralelas de Alemania, Japón e Italia, ellos peleaban en una única contienda unificando esfuerzos y optimizando los recursos compartidos.
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Esta coalición permitió a los Estados Unidos poder concentrarse contra Alemania, a pesar de la urgencia que implicaba la amenaza japonesa. Precisamente en su lucha con los nipones sería dónde sufriría las derrotas más terribles para sus ejércitos.
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Hitler, Stalin, Rommel, Churchill, MacArthur, Normandía, Tobruk, Stalingrado, Midway, Irosima o los últimos de filipinas, han sido los personajes y las grandes batallas que uno recorre al leer el libro.
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El mundo de la empresa no es tan peligroso como el de la guerra, pero sí es igual de complicado. Hacer sencillas las cosas complicadas es la labor suprema de todo buen directivo. Definir una estrategia ganadora en el tiempo o poner una meta común que permita que los recursos materiales y humanos se puedan concentrar en el punto de máximo esfuerzo en el momento decisivo.
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Como se dice en el libro, si lo que quieres es ganar tu guerra; deberás de salir al campo de batalla, rodearte de algunos innovadores, escuchar a los expertos, evitar a incompetentes y castigadores. Luchar con decisión, sin perder de vista nunca tu verdadero objetivo, fomentar el sentimiento de pertenencia, delegar y compartir la responsabilidad. Si lo haces correctamente, no tengas dudas: ganarás...
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Un libro altamente recomendable, en donde he encontrado la unión de dos grandes intereses: La Segunda Guerra Mundial y la Empresa.
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Buena Cortesía
Los directivos de los países y ejércitos que combatieron en la Segunda Guerra Mundial habían estudiado y analizado en detalle la Primera Guerra Mundial. Muchos de ellos incluso habían participado activamente en sus combates. De ahí que la premisa inicial fuese no volver a repetir los errores de sus mayores. Y sin embargo, y a pesar de su determinación, lo hicieron.
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Adolf Hitler, no supo abstraerse de las realidades diarias para ver la foto de satélite de la realidad. Problemas urgentes y acuciantes siempre requerían de sus atención y consumían tiempo. Incapaz de delegar, se cargó de trabajo y al hacerlo se alejó más y más de la verdadera realidad a la caza de falsas ilusiones de la realidad que quería creerse.
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Alemania tenía lo que Michael Porter llamaría una ventaja operacional en el campo de batalla. Sin duda sus tropas eran de más calidad y luchaban mejor. Sin embargo, carecían de una estrategia global coherente, que tuviera continuidad en el tiempo. Y por esa carencia a menudo perdió la perspectiva y la visión en los momentos decisivos.
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Británicos, americanos y soviéticos obtuvieron una enorme ventaja al consensuar sus movimientos estratégicos y operar bajo una sola cabeza y una sola dirección. Frente a las guerras paralelas de Alemania, Japón e Italia, ellos peleaban en una única contienda unificando esfuerzos y optimizando los recursos compartidos.
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Esta coalición permitió a los Estados Unidos poder concentrarse contra Alemania, a pesar de la urgencia que implicaba la amenaza japonesa. Precisamente en su lucha con los nipones sería dónde sufriría las derrotas más terribles para sus ejércitos.
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Hitler, Stalin, Rommel, Churchill, MacArthur, Normandía, Tobruk, Stalingrado, Midway, Irosima o los últimos de filipinas, han sido los personajes y las grandes batallas que uno recorre al leer el libro.
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El mundo de la empresa no es tan peligroso como el de la guerra, pero sí es igual de complicado. Hacer sencillas las cosas complicadas es la labor suprema de todo buen directivo. Definir una estrategia ganadora en el tiempo o poner una meta común que permita que los recursos materiales y humanos se puedan concentrar en el punto de máximo esfuerzo en el momento decisivo.
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Como se dice en el libro, si lo que quieres es ganar tu guerra; deberás de salir al campo de batalla, rodearte de algunos innovadores, escuchar a los expertos, evitar a incompetentes y castigadores. Luchar con decisión, sin perder de vista nunca tu verdadero objetivo, fomentar el sentimiento de pertenencia, delegar y compartir la responsabilidad. Si lo haces correctamente, no tengas dudas: ganarás...
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Un libro altamente recomendable, en donde he encontrado la unión de dos grandes intereses: La Segunda Guerra Mundial y la Empresa.
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Buena Cortesía
2 comentarios:
Bonita síntesis comparativa la que planteas Fernan. Guerra y empresa...habrá que leer ese libro, me interesa.
Un saludo y gracias por anunciarlo.
No hay porqué. Si te gustan ambos temas, te lo recomiendo.
Saludos
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