09 marzo 2011

Como hablar de lo que haces, sin sentirte culpable

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A menudo, cuando uno quiere hablar sobre lo que sabe hacer bien, o cuando escribe ante una página en blanco "desnudándose" ante quién sabe quién, suele asaltarte el temor de sentirte culpable por hablar de ello. En el libro "Expertología", -del que en otra entrada hablaré-, el autor nos ofrece una serie de ideas para vencer ese miedo.
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Según él, dar a conocer lo que uno hace demuestra que se tiene confianza en uno mismo y que se está dispuesto a perseguir las metas marcadas.
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Apasiónate con lo que haces. Si no te entusiasmas, tampoco lo harán los demás. Cuando disfrutas con lo que haces te vuelves atractivo. Cuando te vuelves atractivo, atraes a los demás.
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No trates de impresionar a nadie. Aunque hayas trabajado duro no esperes que los demás lo aprecien ni lo valoren. Si destacas lo que has trabajado y lo lejos que has llegado, puedes parecer egocéntrico y prepotente. Sé humilde. En el otro extremo, cuando los demás sepan que eres un mina de oro de talento o información y no la ofrezcas puedes parecer antipático. La clave está en ponerte en los zapatos de los otros y entender lo que les preocupa.
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Utiliza ejemplos reales y cercanos. Como has ayudado a resolver un problema, mejorar su calidad de vida, desarrollarse... Con ejemplos reales evitas utilizar jerga o lenguaje complejo que desagrada a la gente. Cuando utilizas ejemplos cotidianos conectas con las necesidades, situaciones o deseos de la gente.
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No pierdas el tiempo con cualquiera. La persona que está más dispuesta a escuchar tu mensaje es aquella que puede hacer mejor uso de él. Quienes no son receptivos son refractarios a tu mensaje, o algo peor, se ponen a la defensiva.
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No utilices tecnicismos. Aunque te parezca que tiene significado para ti, corres el riesgo de que no se entienda o te consideren pedante. Utiliza el vocabulario del otro porque es el que tiene significado para él.
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Utiliza casos basados en la otra persona. La clave está en explicar algo sobre la otra persona, no sobre ti.
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Detecta sus necesidades. Identifica el modo en el que puedes ser útil al otro. cuando te centras en lo que necesita en lugar de en lo que va mal, refuerzas la autoestima de la persona. Estás transmitiendo que es un asunto solucionable. Aunque tu producto tenga muchas ventajas, céntrate en lo que necesita el otro. Crea un mensaje individualizado.
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Utiliza ejemplos propios. Cuando crees en algo, orientas tu vida alrededor de ello y transmites confianza en tu servicio de forma natural. Esto te hace más atractivo a ti y a lo que ofreces. Debes actuar como esos científicos locos de algunas películas que prueban sus inventos en ellos mismos. Si no los has probado, es difícil que puedas recomendárselo -o no- a otros.
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Utiliza la conversación informal para detectar necesidades. Esto facilita la apertura para un descubrimiento accidental, casual. Nunca sabes lo que puede ocurrir con una conversación aparentemente intrascendente. Cuando dedicas tiempo a conocer a los demás por placer, es muy probable que acabes ando de lo tuyo.
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Escucha. Cuando escuches, escucha de verdad. Olvídate de los tuyo y conecta con la otra persona. Consigues que el otro perciba que le entiendes y te preocupas, y eso facilita el negocio.
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Buena Cortesía
Fuente: Expertología. Andrés Pérez Ortega

3 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bueno Fernando! La verdad es que me hacía falta leer algo del estilo, a menudo me cuesta mucho explicar que es lo que estudio sin parecer una pedante, pero da igual como lo diga, la envidia siempre habla por los demás, en fín, ¡a ver si lo aplico!

acuarelas.susanalanau dijo...

Tiene mucha lógica este argumento, me gusta, pero me faltaba que alguien lo explicara así de bien. GRACIAS.
un abrazo

Fernando Abadia dijo...

Gracias. me alegro de que nos pueda ser util