Entre otras cosas, arquitecto quiere decir ser jefe de los obreros. Es el que dirige las obras, y como tal, es un hombre de gobierno en el sentido más amplio de la palabra. El arquitecto no encuentra la solución hecha de antemano. La hace él mismo. Por ello se dice de los grandes hombres de gobierno, que son constructores de pueblos.
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Ello explica porqué, cuando el arquitecto interviene personalmente para realizar un proyecto, éste último termina siempre por ser superado. Hasta tal punto es así que, para tener unos planos idénticos a la obra, habría que rehacerlos por completo cuando ésta se termina de edificar.
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El arquitecto tiene que saber sacar partido de lo que "saben hacer" y de lo que "pueden hacer" los obreros. Tiene que aprovechar las cualidades predominantes de cada uno. En otras palabras: tiene que saber integrar, sumar todos los esfuerzos y apoyarlos. Así, cada uno trabaja con placer y con la seguridad que da la confianza absoluta en el organizador.
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Además, cabe recordar que nadie es inútil. Todos sirven para algo, aunque no todos tengan la misma capacidad. El problema consiste en comprender para qué sirve cada uno.
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Buena Cortesía
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