Ando preocupado. Entrados como estamos en el otoño, se acerca la época de poda. Una poda que éste año se prevé dura después de tantos años en los que todo ha valido y en los que las ramas de nuestro árbol han crecido a su libre albedrío.
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Ramas retorcidas, ramas enredadas, apelotonadas, ramas que amenazan con chocar contra una ventana o con caérsenos encima, han convivido y en ocasiones han dificultado el crecimiento de nuevos chupones. Aquellos famosos..."brotes verdes".
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La poda en los árboles no hay que aplicarla si no es imprescindible. La poda que se aplica a las especies frutales o forestales, se hace con el fin de que produzcan más frutos o más madera.
El árbol del que yo hablo no es un frutal. Ni tampoco un forestal.
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El árbol al que me refiero es otro. Es ese en el que nos cobijamos cuando llueve. Aquel que nos da sombra, aquel que nos suministra algo de frutos, o el mismo que nos aporta oxígeno. Creo que se llama no se qué de la Economía Sostenible.
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Su tronco parece que no aguanta. No puede con todas las ramas y corre peligro de resquebrajarse. Es hora pues, de que entren en acción las brigadas de parques y jardines.
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Pero tengo miedos. Tengo miedo de que el árbol sea en vez de podado, talado. Talado en plan leñador. Tengo miedo de que no se sepan elegir cuidadosamente las ramas que verdaderamente haya que podar. Tengo miedo de que por causas ajenas, no llegue la grúa que ayuda al podador a alcanzar la rama enferma o peligrosa. Tengo miedo de que no se pode debidamente esa ramita que contiene esos brotes verdes.... impidiendo que les llegue la "savia" que los haga crecer.
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Tengo miedo a que haya un recorte de fondos destinados a la I+D en éste país. Tengo miedo a que con tanta prisa, nos cortemos más dedos de los debidos. Tengo miedo a que el árbol, "nuestro árbol", se pudra.
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Mi total apoyo al manifiesto de investigadores.
Buena Cortesía
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