Si Febrero es considerado como el mes de las rebajas, Mayo como el de las flores, Septiembre, -aparte de considerarse un "mes cuesta"-, es el mes por excelencia de los propósitos.
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La definición de la palabra propósito dice que se trata de un "ánimo o intención de hacer o no hacer una cosa".
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A partir de aquí, el post lo podía desarrollar de dos formas. Una, ¿porqué en Septiembre?, o -por la que voy a apostar-, cómo pasar de ese ánimo o intención, al hecho consumado.
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Apuntarse al gimnasio, aprender un idioma, cocinar más -dicen que relaja-, leer 20 libros al año, dejar de fumar, ahorrar 50 € al mes, no ver la televisión, dibujar, ver una película en inglés al menos una vez al mes o ir al cine una vez también al mes...son cosas que unos u otros seguro se han propuesto.
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Es mucho, ¿no? ¿Os dais cuenta? Estamos en la misma situación que nuestro amigo de la moto. Probablemente, ya os hayáis inscrito en ese flamante gimnasio que acaban de abrir, o pagado la matrícula de la Escuela Oficial de Idiomas. Incluso os hayáis provisto de la última y más moderna indumentaria deportiva.
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Hasta aquí, esto se nos da, pero que muy bien. Ojo, no es "baladí". Hemos pasado del ánimo o intención, al hecho. Pero al cabo de un mes, -en la mayoría de los casos-, estamos como el de la moto. Hemos ido a un montón de direcciones, no hemos obtenido lo que pensabamos, nos hemos deprimido y hemos "aventado" la moto al ribazo.
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De entre las lecturas de este verano, he encontrado algunas claves para evitar que esto suceda.
-PRIORIZA
Elige. No todo se puede hacer a la vez. Para ir a un punto determinado, eliges una dirección. Empieza por ahí, "¡anda camino!". Probablemente conforme avances, además de quedarte menos, encuentres que alguno de los otros propósitos secundarios, estén más cerca que cuando estabas en el punto cero.
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DISEMINA
Imagínate, que uno de tus propósitos es realizar éste año el Camino de Santiago. Seguro que no se te pasa por la cabeza el hacerlo en un día. Probablemente, preverás las distitnas etapas a realizar, los kilómetros que harás cada día, dónde dormir, cuál es la mejor fecha, que pasa si...
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Por tanto, planea pequeñas etapas alcanzables. Te harán sentir bien, ayudándote a conseguir tu propósito. A veces, 1+1+1+1 no es cuatro, sino diez.
-COMENZAR POR EL FINAL
Quizás ésta debiera ser anterior a la de diseminar, pero bueno, como sabemos el orden de los factores no altera el producto.
Sea cual sea tu meta, imagina que ya lo has conseguido. Tras imaginarte triunfante, comienza a trabajar hacia atrás. Pregúntate como llegaste hasta allí. ¿Cuál fue el paso final? ¿Y el anterior?
Al desandar todo el trayecto, puedes crear un plan para llegar a tu destino. No olvides que:
El trayecto suele compensar tanto o más que el propio logro.
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No obstante, ¡no! nos desanimemos si tras éstos consejos no logramos nuestros propósitos.
Para darle a la diana, primero hay que apuntar y luego disparar.
Nosotros por lo menos, ya estamos apuntando. ¡Que ya me va bien...!
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Buena Cortesía
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