15 junio 2009

Sucrip (jubila) ción

Suelo dedicar mucho tiempo a elegir la imagen que hará de entradilla a mi post. Generalmente, una vez que tengo en la mente la idea sobre lo quiero escribir, el paso siguiente es la búsqueda de esa imagen única, espectacular, que con sólo verla, exprese lo que quiero transmitir.
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Hoy, ésta imagen puede llevar al equívoco. No pretendo transmitir la cercanía de las vacaciones, la necesidad del descanso o lo que el usuario de la tumbona está experimentando a simple vista. No, hoy no me refiero a lo que está sucediendo, sino a lo sucedido y lo que ello conlleva.
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Sin ver su cara, presiento que "el de la hamaca", se encuentra satisfecho, en paz consigo mismo. Probablemente creó una familia, la sacó adelante, se sacrificó por ella, rindió en su trabajo, se enorgulleció con sus aciertos y aprendió de sus errores.
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Su pose, deja adivinar un ritual, una pausa, el cuidado de uno mismo, el privilegio de posesión del tiempo, un "alto en el camino".
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¿Por qué esa rara sensación, cuando uno oye la palabra jubilación?. Quizá lo asimilamos a "stop", "finito", "retiro", pero se trata de una nueva etapa distinta a todas las anteriores.
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¡No!, no es un punto y aparte, ni el fin de un capítulo, ni por supuesto el final de un libro. Si nos atenemos a términos literario-comerciales, se trata de una suscripción.
Una suscripción en la que su poseedor, puede elegir el número de volumenes, su temática, la calidad de su contenido, seguir su propio orden y lo mejor... pasar página a su antojo.
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En septiembre de 2008, copie un artículo publicado en Heraldo de Aragón, cuyo título era "Oh, jubilarse". En aquel momento supe, que tarde o temprano haría uso de él. Decía así:
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"... Claro que también puede uno dedicarse a la lectura, a ir al cine y a los conciertos, al teatro y los espectáculos deportivos, ver exposiciones, viajar, charlar con los amigos, o leer en el periódico lo mal que está el mundo.
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Es decir, cultivarse un poco, porque estaría mal que nos vayamos al otro mundo siendo unos incultos impresentables. La cuestión es convertir una afición en una gran pasión. Tenor lírico, la papiroflexia, la acuarela, la cocina, el bricolaje... infinidad de cosas".
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Si la palabra jubilación produce cierto resquemor, quizás a lo mejor la podemos sustituir por aquello de "Suscríbase sin compromiso. No tiene nada que perder".
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Buena Cortesía
P.D. "Yo no soy el que me jubilo"

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El de la hamaca seguro que se siente orgulloso del que suscribe.

unjubilado dijo...

- Jubi, no somos nosotros los de la foto.
No, ya que en nuestro caso se vería como fondo unas preciosas montañas que hay en el Pirineo y en la mano derecha un libro.
Tenía esta entrada pendiente de comentar, pero iba a ser tan larga que solamente voy a dejar un par de apuntes.
1º = Hay muchas personas que en esta nueva etapa de su vida, se desmoronan y no saben que hacer, alguno pasea, otros se van al bar a jugar a las cartas, los hay que no salen de casa y se "tragan" todos los programas de Televisión...
2º = Otros al principio, lo dedican a hobbies, echan en falta a sus compañeros de trabajo, se empiezan a abandonar pero siempre hay alguna persona que les incita a leer, a crearse un blog, a seguir aprendiendo, afortunadamente este es mi caso, con mis búsquedas en internet aprendo de todo un poco, me siento realizado, leo los periódicos a los que estoy suscrito, no veo la tele y sigo aprendiendo.
Saludos

Fernando Abadia dijo...

Quién mejor que tú, para hablar sobre las fortalezas de esa nueva etapa.
Gracias, Jubi.