Esta semana pasada participé en una interesante y peculiar reunión de trabajo. Aparte de intervenir en la misma, fuí "escogido" junto a otros de mis compañeros para anotar todo lo que allí se exponía. ¿Objeto?, evaluar y proponer acciones de mejora sobre las cuestiones allí planteadas.
Asumí mi papel de "interrogador pasivo" y con papel y bolígrafo anoté gestos, comentarios y conclusiones de los que por allí iban "testificando".
Expresiones como "Bombero Apagafuegos", "el árbol no nos deja ver el bosque" retumbaban una y otra vez sobre las cuatro paredes de la sala.
Como buenos artistas que somos, ponemos platillos, sujetamos sus palillos, les imprimimos velocidad, sonreímos al público que nos ve, y de reojo miramos al platillo con el que iniciamos la actuación y que está en la otra punta del escenario.
¿Conclusión? Algunos platillos se nos caen, nos distraemos de lo principal, -nuestro público-, o como mínimo acabamos la función agotados.
Tenemos que ser conscientes, ¡Sólo tenemos dos manos!, pero podemos hacer funcionar cuantas deseemos.
A veces renuciamos a pedir auxilio, reconocer al que sabe y caemos en el error de querer hacerlo todo. ¡Craso error!.
Reunirse, escuchar, contruir, opinar o abrirse a lo extraño deben ser prácticas habituales.
Como decía Sun Tzu en su tratado "El Arte de la Guerra", Dirigir a muchos es lo mismo que dirigir a pocos. Lo importante es la organización.
Si no os importa me quedo con el personaje de abajo. El de arriba me producía "mucha sudoración".
Buena Cortesía.
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