Con éste término expreso la "misión" de mi blog y la ventaja del uso de las tecnología que, utilizando y sumando adecuadamente los diversos programas (Blogspot.com, youtube.com, flickr.com,scribd.com), permite aunar ideas, fotografías, vídeos, etc, multiplicando el resultado en la forma que os muestro cada semana.
Para ilustrar aún mas si cabe el concepto, por si no ha quedado claro, permitidme que haga uso de una historieta publicada en el mes de febrero en la revista "Emprendedores", a la cuál soy bastante fiel.
Tras su lectura, espero que os ayude en la reflexión tanto a vosotros como a los posibles nuevos usuarios que estoy intentado atraer. Probablemente encuentren algo relacionado con lo que estamos estudiando, y se identifiquen con la labor que desarrolla el Carpintero.
Fue en febrero. Se celebraba una reunión de herramientas. ¿El orden del día? Querían arreglar sus diferencias. Y no era fácil, es lógico. Hay que armonizar los intereses de cada miembro del grupo y, ya se sabe, las rutinas del equipo: verse las caras a diario, ajustar el engranaje, pensar….
El martillo ejercía la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Se pasaba todo el tiempo golpeando. Aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fracciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro. Él siempre estaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto. En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo.
Al finalizar, la tosca madera inicial se convirtió en un precioso juego de ajedrez. Cuando la carpintería quedo nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: “Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos, nuestros defectos, y concentremos en la utilidad de nuestros puntos buenos”.
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba resistencia, la lija era especial para afinar y limar asperezas, y todos observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir y hacer cosas de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
El martillo ejercía la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Se pasaba todo el tiempo golpeando. Aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fracciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro. Él siempre estaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto. En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo.
Al finalizar, la tosca madera inicial se convirtió en un precioso juego de ajedrez. Cuando la carpintería quedo nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: “Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos, nuestros defectos, y concentremos en la utilidad de nuestros puntos buenos”.
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba resistencia, la lija era especial para afinar y limar asperezas, y todos observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir y hacer cosas de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Publicado en Emprendores. Febrero 2007
Dejo por último en el aire la cita de León Felipe, el cuál expresaba que:
Nuestra riqueza no se midió nunca por lo que tenemos, sino por la manera de organizar lo que tenemos.
1 + 1 = 3
Buena Cortesía
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