03 enero 2015

A propósito de propósitos...

Seguro, seguro que hemos iniciado el año con la mochila llena de propósitos. Que si aprender inglés, que si perder peso, ir al gimnasio, dejar de fumar, etecé, etecé. En mi caso también. Tanto es así, que a veces para visualizar lo que quiero, lo tengo que dibujar.
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¡Es cierto!; me gustaría conseguir ese "Apolíneo" cuerpo resultado de la mezcla de mi "careto" y del torso que aparece en las bolsas de esa famosa tienda de ropa que lleva de calle a las y los adolescentes. Pero lamentablemente.... la cosa no funciona así.-
Leyendo esta tarde el libro ""La sorprendente verdad sobre qué nos motiva" de Daniel H. Pink, he encontrado algunas pautas o pistas, que nos pueden ayudar a conseguir eso que tanto deseamos.
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¿Os suena lo de las evaluaciones del rendimiento?, esos rituales anuales o semestrales en la vida de las organizaciones. A nadie le gustan, ni al que las hace ni al que las recibe. Además no nos ayudan a dominar mejor nuestro terreno laboral puesto que la reacción suele llegar seis meses después.
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El autor nos recomienda hacer uso del método de Douglas McGregor: efectuar nosotros mismos nuestras evaluaciones de rendimiento. Para ello deberás determinar tus objetivos -los de aprendizaje pero también unos cuántos de rendimiento- y luego, una vez al mes, citarte contigo mismo y evaluarte.  ¿Cómo lo estás haciendo? ¿En qué te has quedado corto? ¿Qué herramientas, información o apoyo podrías necesitar para mejorar?
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El autor nos ofrece alguna pista más:
  • Establece metas tanto pequeña como grandes, de modo que cuando llegue el momento de evaluarte, ya hayas completado algunas.
  • Asegúrate de comprender cómo todos los aspectos de tu trabajo se relacionan con tu objetivo global.
  • Sé brutalmente honesto. Este ejercicio está pensado para ayudarte a mejorar tu rendimiento y a alcanzar el dominio, de modo que si justificas los fracasos o pasas por alto lo errores en vez de aprender de ellos, estás perdiendo el tiempo.
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Espera; aún hay más. Debes realizar la "práctica deliberada". Sigue estos pasos una y otra vez y tal vez te conviertas en un maestro:
  • La práctica deliberada tiene un objetivo: mejorar el rendimiento. La gente que juega al tenis una vez por semana durante años no mejora si siempre hace lo mismo. La práctica deliberada se basa en cambiar la actividad, en establecer nuevas metas y en esforzarse para llegar un poco más alto cada vez.
  • Repite, repite y repite. La repetición es importante. Los campeones de baloncesto no hacen 10 tiros al final de cada entreno; hacen 500.
  • Busca la crítica precisa y constante. Si no sabes cómo lo estás haciendo no sabrás qué es lo que tienes que mejorar.
  • Concéntrate implacablemente en las áreas que requieren una mejora. Mientras muchos de nosotros trabajamos en lo que hacemos bien, "los que mejoran trabajan en sus puntos flacos"
  • Prepárate para que el proceso sea agotador física y mentalmente. Por eso hay tan poca gente que se comprometa del todo, pero también por eso funciona.
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Para mí, todas son importantes, pero la última..... es vital.
PD: extraído del libro "La sorprendente verdad sobre qué nos motiva". Daniel H. Pink

3 comentarios:

Margarita dijo...

¡Jopelines! de acuerdo estoy, totalmente además, pues parece de sontido común, pero la carne es débil, jiiiii, del dicho al hecho hay mucho trecho... y una cosa es predicar y otra dar trigo (leñe, que parezco el refranero, pero tú me entiendes...)

Abrazotes gordotes y...
¡Feliz recién estrenado año para toda la familia!

Margarita dijo...

Perdón. Parece de sentido común: eso quise escribir, aisss)

Teresa Giménez Pous dijo...

si señor, cuanta razón tiene Pink.