Me encantaría poder dedicarme a hacer Cuadernos de Viaje, porque eso significaría que podría hacer dos de las cosas que creo, más me gustan. Y digo creo, porque una de ellas, -la de viajar- no la practico mucho, pero la otra, -la del dibujo y el cuaderno- la practico cada día más. Así que.... si Mahoma no va a la montaña, los viajes en forma de pensamientos y situaciones vividas, se plasmarán en el cuaderno de Fernando.
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El otro día escribí en mi cuenta de twitter, que lo que hay en mi cabeza, a veces, antes que salir por la boca, baja por mi brazo, sale por mi mano y acaba en el papel. Pues de eso se trata. Os comunico, que hoy empiezo algo.
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Lunes. Llego al trabajo. -Fernando, tenemos que hablar- me dice un compañero. Hay que preparar una memoria para presentarla a una convocatoria. "O", ha dicho que lo hagas tú. Conforme me va diciendo lo que tengo que hacer, en mi cabeza se mete una escalera en la que cada escalón representa cada uno de los puntos que deben aparecer en ese documento que tenemos que presentar.
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Mi hija María, se ha ido hoy a Dinópolis (Teruel). Es el escenario elegido por los organizadores del Concurso ICIJA para fallar los premios. Sinceramente: yo no les doy un duro.
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Ring, ring. ¡Papá, papá!, hemos ganado. Nos vamos a Bruselas. -Bruselas, ¡Bélgica!-, le digo yo. Que suerte la de estos críos. Yo no he estado. Tras colgar el teléfono, a mi cabeza viene el Atomium, los funcionarios europeos, los días grises. Necesito meterme en Google para saber si hay algo característico de esa ciudad a parte de lo de los típicos tópicos. Descubro que es la capital mundial del cómic.
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A eso de las 16:00, voy al cole a buscar a los chicos. Suelo dejar por las mañanas el coche y desde allí voy andando al trabajo. Además de hacer ejercicio, pienso, algunos días leo mientras ando o escucho música. Sentado en el coche haciendo tiempo, el sol se cuela por la ventanilla acariciándome. A mi derecha una tapia que va de menos a más. El mismo sol que entraba por mi ventanilla, ejerce unas sombras sobre la tapia y el edificio que protege, que llama mi atención. Me pongo a dibujar. Otro día, descubriré que se llama Monasterio Cisterciense de Santa Lucía. Fue noticia durante un tiempo en Zaragoza. Por lo visto unos ladrones entraron y les robaron 450.000 euros. Se ve que eran los ahorros de toda una vida. Aunque recuerdo que había una hermana que pintaba cuadros... muy bien pagados, por cierto. No recuerdo bien...
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Es de noche. Mi móvil "erupta". Le ha llegado un wasap de esos. Tras acariciar la cara del móvil, la persona que manda el mensaje me dice que me ha mandado al correo una propuesta para que la vaya trabajando. Como si de un guión de serie tipo "El príncipe" o "El tiempo entre costuras" se tratara... esta parte la dejo de momento abierta. Así ponemos también algo de "Sispans" o suspense.
Martes y miércoles. Dos días de trabajo colaborativo, de discusiones, de idas y venidas, de expresiones-tipo, como "tracto sucesivo", "convenio, contrato o prestación de servicios", hacen que me siente en la tan temida... "silla de la muerte". Sabes como te sientas, pero no como te levantarás. Alzo la mirada y veo a mis compañeros desviar la suya. ¿Qué ven?, ¿qué es lo que muestro?. De camino a casa pienso, me siento en la mesa y dibujo:
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Es de noche. Tengo pendiente pensar en eso que no puedo contar. Empiezo pensando. Continúo dibujando.
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Jueves. Ya queda menos para el fin de semana. Por cierto: Tengo boda. Y además prometí hacer algo para la novia. ¡Joder de Dios!, cómo me complico la vida.
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Viernes. Más de lo mismo. Aún me queda gente por dibujar. Me acuerdo de "Mou". ¿Por qué?, ¿por qué?....
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Sábado. Todo OK. Llegué al 99%. Lo he conseguido. Nos vamos de boda. Comimos en el Garden. Lo pasamos bien.-
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Hasta la semana que viene.
Buena Cortesía
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