Los teléfonos rojos de la Red Telephone
Company eran aparatos de alto nivel técnico, propiedad de una empresa privada
que después adquirió la empresa estatal australiana. El problema era que en
Australia en las llamadas locales no se controlaba el tiempo; por el mismo
costo inicial, el usuario podía hablar mucho tiempo. Las llamadas largas
reducían las ganancias de la empresa, ya que los aparatos siempre estaban
ocupados por los que hablaban mucho, impidiendo que se establecieran otras
llamada más cortas. La compañía sólo obtenía un beneficio por el número de
llamadas, independientemente del tiempo. El “quid” de la cuestión era conseguir
llamadas telefónicas más breves. No era posible tomar medidas obvias para
limitar la duración o para cobrar más, porque eso pondría en desventaja a la
compañía con respecto a otras.
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Finalmente, la empresa encontró un recurso
nuevo. Les indicó a los fabricantes del auricular que pusieran plomo en esa
pieza. El resultado fue un auricular muy pesado, con lo que las llamadas largas
resultaban agotadoras. Aparentemente la idea funcionó y, hasta el día de hoy
-1994-, los teléfonos rojos son pesadísimos.
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Es muy conveniente detenerse en un punto
con la determinación de encontrar ideas que permitan hacer cosas nuevas o de
diferente manera a las ya conocidas. El pensamiento creativo enfatiza el poder
que tiene el “pensamiento lateral” para la creación de esas ideas, y Edward de
Bono, -su precursor y autor de éste libro-, lo defiende y argumenta.
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¿Por qué es necesaria la innovación, y cuándo
la debemos realizar?
1. Cuando se necesite realmente una idea
nueva, hasta el punto de que sin ella no podemos seguir adelante, pudiéndose
tratar de un problema, una crisis o un conflicto, y
2. Cuando no se necesite urgentemente una
idea nueva, pero se reconozca que reportaría oportunidades, ventajas y
beneficios.
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El libro está estructurado en tres partes:
una primera que se refiere a la necesidad de trabajar el pensamiento
creativo. Una segunda, en la que se muestran los diferentes instrumentos y
técnicas con las que conseguirlo. Y una tercera, que consiste en la aplicación
del pensamiento creativo.
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Se trata de un libro extenso en cuanto a
conceptos, -“hard” como yo lo denomino-, pero enormemente aclaratorio. En éste
post, me referiré a lo que el autor titula como “Ideas erróneas acerca de la
creatividad”. Posiblemente en un futuro, vuelva a tratar de nuevo sobre los aspectos encontrados
en éste libro.
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Ideas erróneas acerca de la creatividad
1.- La creatividad es un talento natural y
no puede ser enseñada.
Sí, pero no. Todos tenemos capacidad
creativa. Si preguntamos en una clase de infantil o de primaria, ¿Cuántos niños
tienen imaginación-creatividad?, probablemente todos levanten la mano. Si la
misma pregunta la hacemos en las aulas de primer curso de universidad, seguramente
sólo la levanten unos pocos. Todos poseemos el recurso de la creatividad, pero
debemos estimularla, formarla y guiarla para que se convierta en una capacidad.
Si no lo hacemos, la capacidad creativa sólo dependerá del talento “natural”
que sólo unos poseen.
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2.- Hemisferio derecho/hemisferio
izquierdo
En una persona diestra, el hemisferio
izquierdo es la parte “educada”, rige el lenguaje, los símbolos y la percepción
de las cosas, tal como sabemos que deben ser percibidas. El hemisferio derecho,
en cambio es el “inocente”, el inculto que no ha aprendido nada. Así, en la
música, la pintura y otras artes, el hemisferio derecho lo percibirá un ojo
inocente. Es engañoso decir que la creatividad sólo tiene lugar en el cerebro
derecho, puesto que cuando nos acercamos a la creatividad, también se usa el
hemisferio izquierdo, puesto que allí es donde se forman y se almacenan los
conceptos y las percepciones. Yo lo asemejo a la bicicleta, en donde existe una
rueda delantera que evita los obstáculos, que cambia de dirección, que prueba
–hemisferio derecho-, pero en la que también cuenta con una rueda trasera con
la que se avanza, estabiliza, etc, -hemisferio izquierdo-.
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3.- La creatividad de saltos grandes y de
saltos pequeños
La creatividad de saltos pequeños tiene un
indudable valor, y en cierta manera a veces resulta ignorada debido a la
obsesión por las ideas nuevas y “grandiosas”, ya que son más satisfactorias e
impresionan más. Con frecuencia los saltos pequeños asumen la forma de modificaciones,
mejoras y combinaciones. El valor total de una idea nueva depende de una cierta
dosis de creatividad de saltos pequeños que obtenga el máximo provecho posible
de la innovación.
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De Bono, también aclara que una sucesión
de saltos pequeños no equivale a un salto grande. Por lo general un salto
grande es un cambio de paradigma, o de concepto nuevo. Por tanto, como todo en
la vida, se trata de una cuestión de equilibrio: salto pequeño, salto grande.
Salto pequeño, salto pequeño…
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4.- Pensamiento creativo individual o de
grupo
Volvemos a lo anterior. En el punto medio
está la virtud. Está demostrado –yo lo afirmo- que el trabajar creativamente
uno solo, requiere de una gran disciplina. Y también está demostrado –yo lo
afirmo- que el trabajar en grupo conlleva el escuchar a los demás y también, a
la pérdida de tiempo al repetir las ideas propias con el propósito de captar la
atención del conjunto, por no hablar de otras todavía perores. Partiendo de esas premisas, De Bono recomienda una
mezcla de trabajo individual y de grupo.
El trabajo individual es mucho mejor para generar
ideas y nuevas orientaciones, que una vez generadas, trabajarlas en grupo, puede resultar más eficaz para su desarrollo y para llevarlas por rumbos que el
creador no había imaginado.
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5.- Inteligencia y creatividad
¿The question is?: ¿para ser creativo uno
tiene que ser super-inteligente?
Según el autor, la inteligencia es el
motor de la mente. Su potencia puede estar determinada por cierta cinética de
las enzimas, que permite tener reacciones mentales más rápidas, y por lo tanto
una mayor velocidad de observación, -esto es, mayor inteligencia-. Esta
potencia se puede asemejar a la potencia de un motor de coche. Sin embargo, -si
seguimos con el ejemplo del coche- el desempeño de ese coche depende del
conductor. Un automóvil poderoso puede ser mal conducido y otro más modesto
puede ser bien conducido. Del mismo modo, una persona inteligente puede ser un
mal pensador, y una persona menos inteligente puede tener mejores habilidades
de pensamiento. Como dice De Bono: Por encima de cierto nivel de
inteligencia, nadie necesita una inteligencia excepcional para ser creativo.
Así que TODOS SOMOS CREATIVOS.
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Perdonad la extensión del post. No he sido
capaz de hacerlo más breve.
Buena Cortesía
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