31 mayo 2011

Tengo una Vaca lechera

fabadiabadenas_vaca
No dispongo de mucho tiempo, pero últimamente leo cosas que me hacen ver las cosas "muuuu" negras, y que por tanto me llevan a pensar que su solución también es "muuuu" dificil.
-

El otro día, viendo el programa de Comando Actualidad, mostraron el caso de un "ganadero", que se propuso hacer algo distinto. Cuando pensamos en Asturias, pensamos -ente otras cosas- en leche. Y cuando pensamos en leche, lo hacemos pensando en aquello que se decía, ¿cómo era?..... ¡Ah sí!, "pura  leche de vaca". Sin embargo, el negocio de este tipo de leche  en Asturias y en muchas zonas de España, está agotado. Lo que se lleva ahora es la leche de cabra.
-
Esto me hizo recordar una historia que hace poco tiempo leí y que además de explicar lo anterior, puede que me sirva y/o nos sirva, para ver con más claridad el futuro. Igual, el dejar de beber leche, nos procure mayores beneficios...Os dejo con la historia. Espero vuestras reflexiones.
-
Un maestro samurai paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vieron a lo lejos un sitio de apariencia pobre. Se acercaron a él y encontraron una pareja y tres hijos que descalzos y vestidos con ropas rasgadas malvivían en una cabaña de madera. Se acercaron al padre de la familia y el samurai preguntó:
-
- Aquí no hay muchas posibilidades de trabajo, ni comercio, ni fértiles campos ¿cómo hacen para sobrevivir?.
-
El señor respondió:
- Tenemos una vaca que nos da varios litros de leche todos los días. Unos cuantos los vendemos o cambiamos por otros alimentos en la ciudad vecina y con el resto producimos queso, cuajada... para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo.
-
El maestro agradeció la información, contempló el lugar por un momento, se despidió y se fue. Su discípulo le siguió. Cuando se habían alejado unos cuantos metros, el samurai rompió el silencio dirigiéndose al discípulo:
-
- Busca la vaca, llévala al precipicio de allí enfrente y empújala al barranco.
-
El joven se quedó espantado con la orden del maestro, pero volvió sobre sus pasos, buscó la vaca, la empujó hasta el precipicio y la vio morir. Aquella escena le quedó grabada en su memoria durante años. Hasta que un día, agobiado por la culpa decidió regresar al lugar y contar a aquella familia lo que había hecho, pidiéndoles perdón y brindándose a ayudarles.
-
Así lo hizo, y a medida que se acercaba a aquel lugar encontraba todo muy bonito: niños jugando entre árboles floridos, bonitas casas, más familias... El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia habría tenido que vender sus yermas posesiones para sobrevivir. Encontró a un hombre mayor y le preguntó por aquella familia que vivía allí en soledad hacía seis o siete años, y el hombre le llevó hasta la casa del dueño de la vaca. Elogió el lugar y su nuevo aspecto infinitamente más aseado y correcto, y preguntó:
-
- Pero... ¿cómo hicieron para mejorar este lugar y cambiar de vida?
-
El señor entusiasmado le respondió:
-
- Nosotros teníamos una vaca que cayó por el precipicio y murió, así que para sobrevivir nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Así alcanzamos el éxito que ahora ves.
-
Estoy por cuando llegue a casa, empezar a "aventar" cosas..
Buena Cortesía

2 comentarios:

unjubilado dijo...

Me ha gustado el relato, tienes razón, en ocasiones no vemos más allá de nuestras narices y sin embargo en ocasiones sería necesario mandar a paseo nuestras costumbres para posiblemente, ver la vida de manera distinta.
Saludos

Fernando Abadia dijo...

Gracias Jubi, por tu comentario. A ver si nos vemos. El tiempo pasa

Cuídate