08 noviembre 2010

Teorías: La paradoja del corredor

No sé si habéis oído hablar alguna vez del matemático griego Zenón de Elea. La primera vez que lo oí fue a mi vecino de apartamento, matemático de formación. Era un día soleado de playa y no sé a cuanto de qué salio dicho personaje, pero recuerdo que su exposición no me dejo indiferente. En aquel momento no le encontré utilidad, pero supe que en alguna ocasión, podría venirme bien. Así que lo apunté en mi Moleskine por si a caso. Y hete aquí, que la ocasión ha llegado.

Zenón de Elea, fue un matemático griego del sigo V, que formuló alguna de las más famosas paradojas matemáticas. La más conocida, es la llamada "paradoja del corredor". Dice así:

fabadiabadenas_zenon

"Un corredor nunca puede alcanzar la meta, porque antes de recorrer la distancia total, habrá de recorrer la mitad de ésta y, antes de recorrer la segunda mitad, habrá de recorrer la mitad de esta mitad... y así sucesivamente, es decir, el corredor, en cada momento, antes de recorrer la distancia total que le reste, tendrá que recorrer siempre la mitad de dicha distancia, por lo que la cantidad de distancias será infinita, al igual que el tiempo necesario para recorrerlas".

Lo que en definitiva planteaba Zenón, es que una distancia cualquiera puede dividirse en suma de infinitas distancias finitas, -la mitad, la mitad de la mitad, la mitad de la mitad de la mitad, …- y como cada una de estas distancias necesita un tiempo también finito para recorrerla, hará falta una suma infinita de tiempos para recorrerla. Vamos, que el corredor nunca llegaría a su meta.
Ante tamaña tesitura, nuestro “sesudo corredor” se preguntará: ¿para qué correr?, ¿para qué empezar, si sé que nunca llegaré?

Bien. Cierto es que en aquella época, nuestra amigo Zenón y sus coetáneos no conocían todavía el uso de las series finitas. Pero no es menos cierto, que algo hay en su teoría que lo hace tan real como lo vida misma.

¿No os ha pasado en alguna ocasión que como pensáis que no vais a llegar a un punto determinado, no os planteáis siquiera llegar a su punto medio, y que como consecuencia de lo anterior, ni siquiera llegáis al punto medio del punto medio anterior, y que por tanto os decís, para qué ir?. Me quedo quieto.

Y, ¿no os encontráis un día sí y otro también con personas que operan de ésta manera?. Personas que son incapaces de salir de su baldosa, que se aferran a su escritorio, que se aprenden de "pe a pa" cuales son funciones y cuales no. Personas que tienen el "don" de discernir lo que les pertenece y lo que no. Personas que generalmente sólo saben decir "no", "no puedo", "no se" y lo peor, "no quiero".... porque como para ir hasta allí tengo que pasar por su punto medio, y para eso tendría que pasar por el punto medio del punto medio..... y como son infinitos puntos medios, digo ¡NO!

Muchas de ellas, probablemente no conocen lo que dijo Zenon de Elea, pero lo llevan perfectamente a la práctica. El jueves pasado en una conferencia sobre innovación escuché algo que posiblemente sea el motivo por el cual, nos comportemos así. "Las personas no tienen miedo al cambio. Tienen miedo a ser cambiadas".

Pero al igual que con el tiempo los matemáticos desarrollaron y aplicaron las teorías de las series finitas y convirtieron la teoría de Zenon en un paradoja, puede que con el paso del tiempo, el comportamiento de éstas personas también sea paradójico y en desuso.

Como dice Zygmunt Bauman, -premio Príncipe de Asturias-, en su libro Vida líquida, la "vida líquida" y la "modernidad líquida" están estrechamente ligadas. La primera es la clase de vida que tendemos a vivir en una sociedad moderna líquida. La sociedad "moderna líquida" es aquella en que las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos hábitos y en unas rutinas determinadas.

En una sociedad moderna líquida, los logros individuales no pueden solidificarse en bienes duraderos porque los activos se convierten en pasivos y las capacidades en discapacidades en un abrir y cerrar de ojos.

¡Atense los machos!
Buena Cortesía

No hay comentarios: