Fue en Barcelona, en una céntrica librería. Estaba buscando algún libro sobre innovación, ya que necesitaba coger ideas para un proyecto que tenía que realizar. Al coger el libro y ver la fotografía del autor, supe que la decisión de adquirirlo sería acertada.
Tuve la ocasión de escuchar a Xavier Ferrás en el mes de julio, cuando asistí a un foro de innovación organizado por la empresa IDOM, y la verdad, quedé altamente impresionado.
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En el libro se habla -entre otros- de la evolución que ha sufrido el concepto de innovación a lo largo de los últimos tiempos. Desde la Innovación 1.0 concebida allá por los años 50, pasando por la 2.0, en la que irrumpe el mercado, la 3.0, en la que se define a la empresa como elemento innovador, la 4.0 en la que los tentáculos de la innovación abrazan a la cadena de suministro, y por último, la Innovación 5.0, conocida también como Innovación abierta.
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Sin embargo, el fenómeno de la innovación, cuya naturaleza originaria era eminentemente tecnológica, en el que se incorpora progresivamente inteligencia de mercado, organizativa, sectorial e internacional en sus versiones 2 a 5, debe abarcar la totalidad de la economía. Debe penetrar en lo más profundo de los países para sustentar y expandir su riqueza buscando nuevas fuentes de competitividad. El mundo pos-crisis será un mundo de activistas de la innovación. No competirán empresas contra empresas, ni cadenas de suministro contra cadenas de suministro.
Tuve la ocasión de escuchar a Xavier Ferrás en el mes de julio, cuando asistí a un foro de innovación organizado por la empresa IDOM, y la verdad, quedé altamente impresionado.
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En el libro se habla -entre otros- de la evolución que ha sufrido el concepto de innovación a lo largo de los últimos tiempos. Desde la Innovación 1.0 concebida allá por los años 50, pasando por la 2.0, en la que irrumpe el mercado, la 3.0, en la que se define a la empresa como elemento innovador, la 4.0 en la que los tentáculos de la innovación abrazan a la cadena de suministro, y por último, la Innovación 5.0, conocida también como Innovación abierta.
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Sin embargo, el fenómeno de la innovación, cuya naturaleza originaria era eminentemente tecnológica, en el que se incorpora progresivamente inteligencia de mercado, organizativa, sectorial e internacional en sus versiones 2 a 5, debe abarcar la totalidad de la economía. Debe penetrar en lo más profundo de los países para sustentar y expandir su riqueza buscando nuevas fuentes de competitividad. El mundo pos-crisis será un mundo de activistas de la innovación. No competirán empresas contra empresas, ni cadenas de suministro contra cadenas de suministro.
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No habrá una reglas establecidas. La innovación impregnará los territorios. La innovación deberá estar incorporada en el ADN de la sociedad. Es lo que Xavier denomina como Innovación 6.0. Las futuras políticas de innovación, no serán políticas tecnológicas, ni industriales, ni económicas. Serán, inevitablemente políticas culturales. Las fuentes de la competitividad estarán en las raíces culturales de las naciones.
No habrá una reglas establecidas. La innovación impregnará los territorios. La innovación deberá estar incorporada en el ADN de la sociedad. Es lo que Xavier denomina como Innovación 6.0. Las futuras políticas de innovación, no serán políticas tecnológicas, ni industriales, ni económicas. Serán, inevitablemente políticas culturales. Las fuentes de la competitividad estarán en las raíces culturales de las naciones.
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El fin de la Estrategia
A partir de ahora, no hay reglas establecidas. Lo que conocíamos, o lo que sabemos fruto de nuestra experiencia ya no es suficiente. Es cierto que la respuesta histórica de las organizaciones ante el reto de desenvolverse en entornos inciertos ha sido dotarse de estrategia, pero en el mundo de la innovación 6.0 puede que no sea suficiente.
El autor pone como analogía el juego de ajedrez. El ajedrez es el paradigma de juego de estrategia. Los movimientos del adversario son imprevisibles, toda la información está en el tablero de juego y las reglas del juego son inquebrantables.
Sin embargo, en el mundo real, el de hoy, las cosas no son como eran. En el mundo económico no toda la información está disponible ni las reglas del juego son inamovibles.
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La empresa que compite en los mercados actuales carece de buena parte de la información que puede condicionar su estrategia. Las reglas del juego son dinámicas y pueden cambiar de forma imprevisible.
Imaginemos un juego de ajedrez donde, de repente, las torres enemigas hubieran desarrollado una nueva tecnología que les permitiera saltar sobre los peones. O que los alfiles aprendieran a matar piezas contrarias de dos en dos, o que se cortaran las comunicaciones entre el jugador y sus caballos. Imaginemos que nuevas e inesperadas reglas permitieran ampliar el tablero o eliminar una parte del mismo. Que súbitamente apareciera un nuevo competidor de piezas amarillas en la retaguardia.
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Esta es nuestra realidad. En el mundo actual, la estrategia competitiva debe desarrollarse en entornos de absoluta inestabilidad. La estrategia, con sus planes estratégicos al frente, son ahora más que nunca hijos de la incertidumbre.
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Suspenso Aleatorio
Para acabar, quería hacer mención a éste concepto con el que estoy realmente de acuerdo. Estamos acostumbrados a estímulos causa-efecto. Hemos vivido años en los que nadie hacía nada si no estaba seguro de lo que iba a obtener a cambio. Años, en los que todo iba bien. Si yo ponía 50 es porque iba a sacar 100. Años en los que se oía:" Yo, por menos de 25 euros la hora, ni me molesto..." Años en los que la recompensa no sólo era proporcional al esfuerzo, sino que a veces lo duplicaba o lo triplicaba.
El fin de la Estrategia
A partir de ahora, no hay reglas establecidas. Lo que conocíamos, o lo que sabemos fruto de nuestra experiencia ya no es suficiente. Es cierto que la respuesta histórica de las organizaciones ante el reto de desenvolverse en entornos inciertos ha sido dotarse de estrategia, pero en el mundo de la innovación 6.0 puede que no sea suficiente.
El autor pone como analogía el juego de ajedrez. El ajedrez es el paradigma de juego de estrategia. Los movimientos del adversario son imprevisibles, toda la información está en el tablero de juego y las reglas del juego son inquebrantables.
Sin embargo, en el mundo real, el de hoy, las cosas no son como eran. En el mundo económico no toda la información está disponible ni las reglas del juego son inamovibles.
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La empresa que compite en los mercados actuales carece de buena parte de la información que puede condicionar su estrategia. Las reglas del juego son dinámicas y pueden cambiar de forma imprevisible.
Imaginemos un juego de ajedrez donde, de repente, las torres enemigas hubieran desarrollado una nueva tecnología que les permitiera saltar sobre los peones. O que los alfiles aprendieran a matar piezas contrarias de dos en dos, o que se cortaran las comunicaciones entre el jugador y sus caballos. Imaginemos que nuevas e inesperadas reglas permitieran ampliar el tablero o eliminar una parte del mismo. Que súbitamente apareciera un nuevo competidor de piezas amarillas en la retaguardia.
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Esta es nuestra realidad. En el mundo actual, la estrategia competitiva debe desarrollarse en entornos de absoluta inestabilidad. La estrategia, con sus planes estratégicos al frente, son ahora más que nunca hijos de la incertidumbre.
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Suspenso Aleatorio
Para acabar, quería hacer mención a éste concepto con el que estoy realmente de acuerdo. Estamos acostumbrados a estímulos causa-efecto. Hemos vivido años en los que nadie hacía nada si no estaba seguro de lo que iba a obtener a cambio. Años, en los que todo iba bien. Si yo ponía 50 es porque iba a sacar 100. Años en los que se oía:" Yo, por menos de 25 euros la hora, ni me molesto..." Años en los que la recompensa no sólo era proporcional al esfuerzo, sino que a veces lo duplicaba o lo triplicaba.
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En el mundo del siglo XXI, esto no será tan lineal. Como dice Xavier, en el proceso educativo debería existir un suspenso aleatorio. "Mira, has trabajado duro, te mereces una matrícula de honor... pero éste año te ha tocado un suspenso aleatorio, y deberás repetir curso".
Aprender a fracasar es una experiencia vital imprescindible. La tolerancia al fracaso es una capacidad que debe entrenarse desde la niñez.
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Libro magnífico, en el que muchas de las puntas de sus hojas han sido dobladas. Señal inequívoca de la calidad de lo que allí se trata.
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Buena Cortesía
En el mundo del siglo XXI, esto no será tan lineal. Como dice Xavier, en el proceso educativo debería existir un suspenso aleatorio. "Mira, has trabajado duro, te mereces una matrícula de honor... pero éste año te ha tocado un suspenso aleatorio, y deberás repetir curso".
Aprender a fracasar es una experiencia vital imprescindible. La tolerancia al fracaso es una capacidad que debe entrenarse desde la niñez.
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Libro magnífico, en el que muchas de las puntas de sus hojas han sido dobladas. Señal inequívoca de la calidad de lo que allí se trata.
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Buena Cortesía
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