11 marzo 2009

Cuanto mas pienso, mas confundido estoy.

Mi cuñada, en una de sus profundas y meditadas reflexiones, nos comunica, así, de golpe, que se va a llevar una estufa de leña a su casa, por si acaso.
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El otro día, ojeando un libro sobre Adam Smith, descubro que la clave, -según él- del bienestar social de una nación, reside en su crecimiento económico. Y que éste, se potencia a través de la división del trabajo.
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En mi anterior post, "Crónica de una muerte anunciada", expongo que el éxito de la revolucionaria cadena de montaje de Ford, fue la de reemplazar a los artesanos altamente cualificados por obreros comunes, que realizaban una tarea pequeña con mayor rapidez y eficiencia.
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Volviendo a Adam Smith, expongo su "raciocinio" acerca de "las ventajas de la divisón del trabajo":
  • Ahorro de capital, cada obrero no tiene que disponer de todas las herramientas que necesitaría para las distintas funciones.
  • Ahorro de tiempo, ya que el operario no tiene que cambiar constantemente de herramienta.
  • Los trabajos a realizar por cada operario son más sencillos, con lo que el error disminuye.
  • Simplicidad de las funciones a realizar.
Cuando el trabajador se centra en una tarea pequeña y sencilla pondrá más atención que si realiza una donde deba estar rotando de trabajo constantemente con sus compañeros; es decir, al realizar una tarea más complicada perderá la concentración en el momento de la rotación.
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En el Heraldo de éste Domingo, leo en una entrevista realizada a José Ramón Lasuén, Catedrático de la Autónoma de Madrid, algunas de sus reflexiones:
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Lo que le va a tocar a España, Europa y a Estados Unidos, es romper con el pasado. Antes se pensaba que los países desarrollados producían máquinas y el tercer mundo producía alimentos.
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Los países desarrollados tenemos que pasar del mundo de la cantidad al mundo de la calidad y producir los mejores alimentos, los mejores servicios y más novedosos automóviles. Todo lo que requiera capital humano cualificado se va a producir en los países desarrollados. Lo que requiera capital físico, con mano de obra barata, se va a quedar en los países menos desarrollados. Y eso va a cambiar el mundo.
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¿Entonces?, todo lo de la revolución industrial, la división del trabajo, la especialización, las cadenas de montaje de los automóviles, de sus empresas auxiliares, la de los electrodomésticos, lo estándar, ¿ha sido una camama?
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Referente a lo de mi cuñada, dice que vendra una hecatombe. Que la luz subirá por las nubes, y que por tanto, calentar nuestras casas costará un riñón. Así que ella por si acaso, con la estufa de leña, hará uso de las bondades, que la madre naturaleza nos brinda.
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¡Jo!, ¿tanto va a cambiar todo?
Buena Cortesía

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta tu cuñada