Ahí estaba yo, como a diario. Zaino, bragado, boyante y bravo. Como toro pregonado que soy, -que ha sido corrido en otras ocasiones-, con trapío y aplomo abordé un nueva lidia. El semblante era el mismo de siempre, cárdeno, corniveleto. Derramando la vista a lo que me acontecía.
Frente a mí, "embrocados", peones, picadores, aguacilillos y demás personal taurino, se afanaban por citarme marcando la "jurisdicción" entre toro y torero.
La suerte estaba echada. La naturaleza y bravura de un toro se mide por su gallardía, por su fuerza, por su pujanza.
Molinetes, Naturales o Chicuelinas son pases hechos para el Toro y para que el Torero brille, despunte....
Pero hete aquí que ese día, sin siquiera haber hecho embiste alguno, noté el frío metal traspasar mi "gollete" a modo de pequeña estocada.
Trastabilleé, las manos delanteras flaqueaban, pero puede aguantar con bravura.
Uno, dos, hasta tres "NOes" cuasi consecutivos recibí ese día. Esas negaciones fueron referidas a ideas,acciones o procesos que íbamos a poner en marcha con un "objetivo común superior". Mejorar.
Acepto la "Pescuecera", pero no me convertiré en un toro Probón, -que tantea en la embestida-.
Al igual que Thomas Alva Edison, al que se le atribuye la invención de la lámpara incasdencente, la cuál no obtuvo ni a la primera ni a la segunda, sino tras infinidad de acciones,.... yo no cesaré en mi empeño.
Seguiré adelante, "Aprendiendo-Haciendo".
A veces la Cantidad genera la Calidad, y no al revés.
Buena Cortesía
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