04 febrero 2014

Libro: La verdad sobre el caso de Harry Quebert (441)

Hace un tiempo que leí el libro de Joël Dicker. Además de disfrutar de la historia que nos cuenta, me encantó los consejos que Harry le daba a su pupilo Marcus.
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Uno.
Harry, ¿cómo se puede confiar en tener siempre la fuerza para escribir libros?
- Algunos la tienen, otros no. Usted la tendrá, Marcus. Estoy seguro de que la tendrá.
- ¿Cómo puede tenerlo tan claro?
- Porque está dentro de usted. Es una especie de enfermedad. La enfermedad del escritor, Marcus, no es la de no poder escribir más: es la de no querer escribir más y ser incapaz de dejarlo.
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Dos
Los escritores que se pasan la noche escribiendo, enfermos de cafeína y fumando tabaco de liar, son un mito, Marcus. Debe ser disciplinado, exactamente igual que en los entrenamientos de boxeo. Hay horarios que respetar, ejercicios que repetir. Conservar el ritmo, ser tenaz y respetar un orden impecable en sus asuntos: ésos son los tres cancerberos que le protegerán del peor enemigo de los escritores.
- ¿Quién es ese enemigo?.
- El plazo. ¿Sabe lo que implica un plazo?
- No.
- Quiere decir que su cerebro, en esencia caprichoso, debe producir en un lapso de tiempo fijado por otro. Exactamente como si fuese un recadero y su jefe le exigiese estar en tal sitio a tal hora precisa: debe arreglárselas para estar, y poco importa si hay mucho tráfico o si se le pinche una rueda. No puede llegar tarde, porque si no, está usted acabado. Pasará lo mismo con los plazos que le imponga su editor. Su editor es a la vez su mujer y su jefe: sin él no es nada, pero no podrá evitar odiarlo. Sobre todo, respete los plazos, Marcus. Pero si puede permitirse el lujo, sálteselos. Es mucho más divertido.
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Tres
Debe usted preparar sus textos como quien prepara un combate de boxeo. Los días precedentes a la velada conviene entrenarse a un setenta por ciento del máximo, para dejar hervir y crecer dentro de uno mismo esa rabia que debe explotar la noche del combate. Cuando tenga una idea, en lugar de convertirla inmediatamente en uno de esos ilegibles cuentos que publica en la revista que dirige, debe guardarla en lo más profundo de sí mimo y dejarla madurar. Debe impedir que salga, debe dejarla crecer en el interior hasta que sienta que ha llegado el momento.
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Cuatro
Ya ve usted, Marcus, nuestra sociedad ha sido concebida de tal forma que hay que elegir continuamente entre razón y pasión. La razón nunca ha servido de nada y la pasión a menudo es destructiva. Así que me va a costar ayudarle.
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Cinco
Aprenda a amar sus derrotas, Marcus, pues son las que le construirán. Son sus derrotas las que darán sabor a sus victorias.
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Seis
Quien arriesga gana, Marcus. Piense en éste lema cada vez que se enfrente a una elección difícil. Quien arriesga gana.
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Siete
Ya ve usted, Marcus, las palabras están bien, pero a veces son vanas y no bastan. Llega un momento en que ciertas personas no quieren escucharle.
- ¿Qué se debe hacer entonces?
- Agarrarlos por el cuello y presionar con el codo en su garganta, con fuerza.
- ¿Para qué?
- Para estrangularlos. Cuando las palabras no basten, reparta algunos puñetazos.
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Ocho
A veces le vencerá el desaliento, Marcus. Es normal. Le decía que escribir es como boxear, pero también es como correr. Por eso me paso el día mandándole a la calle: si tiene la fuerza moral para realizar carreras largas, bajo la lluvia, con frío, si tiene la fuerza de terminar, de poner en ello toda su fortaleza, todo su corazón, y llegar hasta el final, entonces será capaz de escribir. No deje nunca que se lo impida el cansancio ni el miedo. Al contrario, utilícelos para avanzar.
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Buena Cortesía
PD: para los escritores, para los artistas, para los deportistas, para los emprendedores, para los intrépidos, para todos....

2 comentarios:

URUMO dijo...

No sé cual es mi epígrafe, ni es la cuestión ahora porque estoy en "todos", la cosa es decirte ¡MUCHAS GRACIAS!
Para ser cazador de corazonadas o corazoneador (era algo así ¿no? como rejoneador de arranques ;-) has estado, hoy, para la Puerta Grande. ¡Olé!

Margarita dijo...

¡Menudo repaso! Me siento Marcus, ahí es nada... Como Urumo, creo que estoy en todos. Aunque a mí lo que más me ha llegado ha sido eso de que ni razón ni corazón sean la solución: sobre todo teniendo en cuenta que siempre me domina el corazón (anda, mira como en la letra de aquella canción, jajaa)
Pues nada, voy a ver si "me disciplino un poco". Aisss

Abrazotes
Pd: Para no copiar a Urumo en su símil traurino, cosa que estaría muy fea y poco creativa por mi parte, te diré. Te diré no, te digo que: ¡Has estao sembrao!