22 septiembre 2013

Libro: Allegro ma non troppo (425)

fabadia_allegro
El otro día "pasóme" un suceso que hizo que recordara éste libro que leí allá por el año 2009. Cipolla, en la primera de las dos partes de que consta el libro, razona con una argumentación paródica, fórmulas deliciosamente absurdas con las que llega a las más estrafalarias relaciones de causa a efecto, principalmente basadas en la importancia que ha tenido en la humanidad el consumo de la pimienta. 
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En la segunda parte -que es en la que me voy a detener-, usa un modelo matemático parecido a los de la sociología para enunciar las "Leyes fundamentales de la Estupidez Humana", con las que demuestra cuán abundante es el número de estúpidos que nos rodean y cuán grande es su poder. Vayamos a ello.
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En primer lugar, Cipolla dice que todos los seres humanos están incluidos en una de estas cuatro categorías fundamentales: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos.
Incauto: alguien que comete una acción obteniendo una pérdida para sí mismo pero al mismo tiempo procura un beneficio a un tercero.
Inteligente: aquel que obtiene un beneficio al realizar una acción, y al mismo tiempo procura un beneficio a un tercero.
Malvado: el que obtiene un beneficio causando una perdida a una tercero.
Estúpido/a: aquella que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio. 
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Una vez claras las posibles categorías en las que cada uno de nosotros estamos metidos, pasa a definir las leyes fundamentales de la Estupidez humana. Que son:
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1. Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circula por el mundo.
2. La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona.
3.  Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio. (Por si no ha quedado claro.)
4. Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.
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Todos nosotros recordamos ocasiones en que, desgraciadamente, estuvimos relacionados con un individuo que consiguió una ganancia, causándonos un perjuicio a nosotros: nos encontrábamos frente a un malvado.  También podemos recordar ocasiones en que un individuo realizó una acción, cuyo resultado fue una pérdida para él y una ganancia para nosotros: habíamos entrado en contacto con un incauto. Y también, nos viene a la memoria ocasiones en que un individuo realizó una acción de la que ambas partes obtuvimos provecho: se trataba de una persona inteligente. Tales casos ocurren continuamente. 
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Pero, si reflexionamos un poco... nuestra vida está salpicada de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, apetito, tranquilidad y bienestar por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura, a la que en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daños, frustraciones y dificultades, sin que ella vaya a ganar nada con sus acciones. Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad, no existe explicación -o mejor dicho- sólo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.
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La capacidad de hacer daño que tiene una persona estúpida depende de dos factores principales. Antes que nada depende del factor genético. Algunos, heredan dosis considerables del gen de la estupidez, y gracias a tal herencia pertenecen, desde su nacimiento, a la élite de su grupo. El segundo factor... procede de la posición de poder o de autoridad que ocupa en la sociedad.
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A modo de conclusión, los estúpidos -dice el autor- son peligrosos y funestos, porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una persona inteligente puede entender la lógica de un malvado. Las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad. El malvado quiere añadir una "más" a su cuenta. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener un "más" para sí, procurando también al mismo tiempo una "más" para los demás, deberá obtener su "más" causando un "menos" a su prójimo. No es justo, pero es racional.
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Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Una criatura estúpida, puede perseguirte sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo racional de prever si, cuándo, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.
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Y para finalizar... la persona inteligente sabe que es inteligente. El malvado es consciente de que es un malvado. El incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Al contrario que todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido.
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El estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, buen humor, apetito, productividad, y todo esto sin malicia, sin remordimientos y sin razón. Es un estúpido...
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Buena Cortesía

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