El tiempo respetó, así que pude llevar a cabo lo que tenía entre ceja y ceja. A eso de las 7 a.m el sol se "colaba por los "agujerillos" de la persiana del dormitorio. Automáticamente y sin necesidad de despertador alguno, mis ojos hacían click.
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Raudo salto de la cama, cierro las puertas para que los que duermen, duerman. Después de mi primer alto en el baño, mi siguiente parada es la terraza. La "naranja", como yo la llamo, también se despereza.
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Mientras la vitro calienta el "culete" de la cafetera, me visto y preparo la mochila. Pinceles, cuadernos, agua, pinturas, paleta, cámara, teléfono, llaves, ipod.... La mochila se queda pequeña.
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Sale el café. Caliento la leche. A la vez que doy el primer sorbo, camino hacia la terraza. Nada ni nadie conmigo. Termino mi leche. Salgo a la calle. Bon día, me dicen. Bon día, contesto. Llego a la playa. Cielo impoluto, azul ultramar. El sol a mi espalda. El mar tamborilea...
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Silencio. Dibujo...
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Buena Cortesía
4 comentarios:
Cuando estoy de viaje también madrugo, Fernando. Cuando los demás se levantan ya hay dos o tres dibujos más en mi cuaderno.
Un abrazo.
bien chulos Fernando .
Un abrazo
Mcuhas gracias. Oñera, yo también me siento muy bien madrugando.
Pedro. ¿Qué tal estás?
Son una pasada, Fernando; y además te ha cundido. Me alegro un montón de que hayaas podido cumplir tus propósitos. Son esas pequeñeces las que luego nos hacen más llevaderas las rutinas impuestas...
Abrazotes
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