11 abril 2011

Preguntas, preguntas y más preguntas


fabadiabadenas_preguntas
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El  pasado 6 de abril, tuve ocasión de asistir a unas charlas dentro del VII Encuentro de Neurociencias, en el que diversas empresas tecnológicas expusieron sus productos y servicios, con el fin de poder estrechar lazos entre la madre "ciencia" y el padre "mercado".
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Uno de los ponentes comenzó su intervención contándonos una anécdota. Esta se refería a un encuentro que se produjo entre un mendigo y un ejecutivo de Wall Street.
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El calor en Wall Street era sofocante, el gentío y el tráfico a esas horas, hacía que el circular por allí fuese una odisea. Apostado frente al Trump Builiding, un mendigo observó a un ejecutivo, de porte elegante pero con aspecto circunspecto y algo estresado. El ejecutivo se estaba acercando al lugar en donde el mendigo se encontraba. Al llegar a su posición, el mendigo le hizo una pregunta:
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- ¿De dónde vienes?
El  ejecutivo miró hacia abajo, pero no le hizo el menor caso.
Ante la indiferencia del ejecutivo, el mendigo le lanzó una segunda pregunta:
- ¿A dónde vas?
En esa ocasión, el ejecutivo movió la cabeza, en clara señal de desagrado.
Ya, cuando el ejecutivo se estaba alejando, el mendigo le soltó la última de sus preguntas:
- Y, ¿qué vas a hacer?
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Al oír la última pregunta, el ejecutivo se detuvo, volviendo tras sus pasos hasta llegar a la posición en la que se encontraba el mendigo, y le dijo:
- Oye, ¿cuánto te sacas aquí al día?
- 10 $ -contestó el mendigo-.
A lo que el ejecutivo, sin pensárselo, le respondió:
- Te ofrezco 100$ al día, si todos los días cuando entre por las mañana en mi oficina, me haces esas tres preguntas...
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Desconozco como acaba la historia. Entiendo que el mendigo aceptaría la proposición del ejecutivo de buena gana. ¿La moraleja de la historia?... precisamente esa. Hacerse preguntas. Porque haciéndote preguntas, puedes obtener respuestas.
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Dicen por ahí, que el 80% de una buena respuesta está en una buena pregunta. Yo por si acaso lo intento. Llevo una temporada en la que me fuerzo a hacerme al menos una pregunta o idea cada día. Algunas las contesto o las hago. Las que no, las guardo-escribo. Como dice el refrán; "lo que se escribe, se lee..."
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Quizás, dentro de un tiempo sea capaz de responderlas o de hacerlas. Os animo a que vosotros también os formuléis preguntas.
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Buena Cortesía

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