02 junio 2010

Ajedrecistas y Trileros

Ya lo siento. No tenía intención de abordar éste tema por el momento, pero ayer me tocaron los "hemisferios genitales".
No entiendo el proceder de algunas personas. No concibo el lujo que se permiten al opinar sin el menor recato sobre cuestiones que otros han pensado, madurado y decidido.
Como cual leñador, cogen el primer "hacha" que encuentran y "talan" el árbol de tú ilusión. Ese en el que tanto has pensado y en el que te ilusionas con verle crecer. Me parece una actitud gratuita y que no añade valor.
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Pero, aparte de mi "berrinche", ya sabéis que todo comportamiento humano suele tener una explicación. Así que vamos a intentar dar una justificación más-menos empírica. Se trata de la teoría de los Ajedrecistas y trileros que el otro día casualmente leí.
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El ajedrecista es una persona que resuelve lentamente una situación complicada. En el ajedrez, cada jugador tiene tiempo para pensar el movimiento. La situación en el tablero, salvo en la etapa final, suele ser complicada. Si una persona nos gana al ajedrez, significa que resuelve un conflicto complejo mejor que nosotros, siempre que tenga tiempo para pensar.
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El trilero es aquel timador que esconde una pelotita bajo tres vasos en la vía pública. Los mueve y acepta apuestas de la gente de la calle. Deben adivinar en qué vaso se ha escondido la bola. En realidad, el truco del trilo es simple y, con el debido entrenamiento, lo entenderíamos. La fuerza del trilero, de la persona que nos engaña, radica en que resuleve con extrema rapidez una situación simple.
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Por tanto, tenemos dos referentes: los que nos ganan si pueden pensar en una situación compleja y los que nos ganan si no se puede pensar demasiado pero la situación es simple. Un rival tiene mucha fuerza mental, el otro tiene mucha velocidad.
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Ajedrecistas y trileros... Hasta en las mejores familias los hay. Si por ejemplo, cada año discutes en la comida de Navidad con tu cuñado o cuñada, puede que se produzca una situación curiosa. Sucederá frecuentemente que tú sabes que la postura que defiendes es la más razonable, pero, ante todo el mundo, parece que tu cuñado/a es el/la que tiene razón. Entonces, al llegar a casa, reflexionas y te das cuenta de lo fácil que hubiera sido rebatir sus argumentos. Y pensarás: "¿Pero cómo no se me ha ocurrido decirle tal cosa?". Si esto sucede, es una señal inequívoca: tú eres un ajedrecista y tu pariente un trilero.
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Esto mismito, me pasó ayer. Y no fué con mi cuñado/a. "Trilero, mas que trilero..."
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Buena Cortesía
PD: Extraído del libro "El arte de la Guerra"

2 comentarios:

Rafa dijo...

Que cierto lo que comentas!

100% de acuerdo con lo dices.
Me ha encantado tu forma de explicarte.

Un saludo

Rafa

Fernando Abadia dijo...

Gracias Rafa.